A lo largo de nuestra vida, a medida que pasan los años, se nos van pegando una serie de objetos que poseen una profunda carga emocional y de sentimiento. Con lo cual vemos como los seres humanos tenemos esa capacidad de transformar esa relación entre meros objetos (cristal, madera, metal) en una RELACIÓN CASI AMOROSA Y PERSONAL.
Pero, además de esta capacidad, los seres humanos poseemos otra que es la antítesis de la anterior, el polo opuesto y mucho mas terrible que es la capacidad de transformar la relación que tenemos con otras personas como si se tratase de UNA RELACIÓN CON UN MERO OBJETO. Con esto se entiende la frase de Thomas Hobbes que hemos usado al inicio.
El tratar a una persona como objeto tiene muchos grados; desde lo mas cotidiano de no tener en cuenta a la persona que me tiene lista la comida cuando llego hasta lo mas radical y extremo de un Adolf Hitler con su teoría de la supremacía de la raza aria que condujo a la matanza de 9 millones de judíos. Y entre estos dos extremos podemos encontramos una serie de bemoles: cuantas esclavitudes a lo largo de la historia de la humanidad, cuantas dictaduras, cuantas tiranías sembrando la tristeza y el terror, cuantas opresiones escondidas, la venta de esclavos, la trata de blancas, la prostitución, el racismo, la pederastia, la violencia de genero, la violación de los derechos humanos, etc. etc. etc. etc.
Que en definitiva no es otra cosa que esa CAPACIDAD EGOÍSTA QUE TIENE EL
SER HUMANO PARA TRANSFORMAR A SUS SEMEJANTES EN MEROS OBJETOS
UTILITARIOS; para saciar su sed de venganza, de violencia, de placer, de poder, de dominio, de egoísmo.
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